La patrulla le da el alto al Land Rover con el remolque hasta arriba de aceituna que baja camino de la almazara. A los mandos Juan, agricultor de la Guardia. Pura rutina. El olivarero saca de la guantera su 'guía conduce', un papel que le acredita para transportar aceituna, y la muestra a la pareja de guardias civiles de Seguridad Ciudadana. «Este año ya me han parado cuatro o cinco veces. El año pasado me robaron en el cortijo. Así que no me molesta ver a los civiles. Eso es señal de que están sobre el terreno», asegura. La Comandancia de Jaén, en pleno, se ha echado a los caminos contra los robos de aceituna. Son 1.400 hombres y mujeres vestidos de verde volcados en esta tarea. El enorme esfuerzo en vigilancia incrementa mucho el riesgo para los ladrones, lo que unido al bajo precio del aceite (a 1,8 euros el kilo de aceite, el de aceitunas se paga a entre 0,36 o 0,45, según rendimiento, ni 20 euros por un saco de 50 kilos) hace que casi no merezca la pena intentarlo.
La Guardia Civil aún no ha informado de ninguna detención o imputación por robos de aceituna este año. En la pasada campaña se hicieron seis arrestos y dos imputaciones tras más de 2.100 controles en carreteras y caminos e identificar a más de 1.300 personas. En años anteriores, el Instituto Armado ya llegado a poner a disposición de la Justicia hasta a 57 personas por robos de aceituna, y ha recuperado casi 77 toneladas de aceituna robada en una sola campaña. La 2008/09 fue la peor en cuanto a robos que se recuerda. El número de sustracciones denunciadas ha bajado gracias a los despliegues realizados. Si en la campaña 2009/10 hubo 62 sustracciones conocidas, en la 2010/11 se quedaron en 47. En la vigilancia contra los robos participan todos los efectivos de la Comandancia de Jaén: agentes del Seprona con motos todoterreno, patrullas de Tráfico y Seguridad Ciudadana, el Servicio de Intervención Rápida y la Policía Judicial. Además, se cuenta con el apoyo de medios llegados de otros puntos de España como un helicóptero de Sevilla o el batallón de caballería con base en Valdemoro. Puede llegar a sitios inaccesibles por carretera y de forma rápida y sigilosa.
«Lo habitual es que el que vaya a robar aceituna se mueva al anochecer. Elige un sitio que vea apartado, da cuatro palos, coge lo que puede y se va. No se paran para apurar el árbol, y no se preocupan por el daño que hacen», dicen agentes de una patrulla de Seguridad Ciudadana ayer de servicio en la zona de los puentes, cerca de la capital. A cada uno de los agricultores que paran en la carretera le dan una información clave: «Si ven a alguien extraño por las olivas no duden en avisarnos». Ayer mismo, al amanecer, hubo una llamada. Un hombre vareando al ser de día. Resultó ser el dueño de la finca. Se investigan todos los avisos. Y cualquier dato que se aporte puede ser el hilo que permita tirar de la madeja. Los responsables de la Comandancia están además recorriendo las comarcas de Jaén para reunirse con organizaciones agrarias y cooperativas. Les piden colaboración e información, pero también que no sean ingenuos. La estadística de años anteriores demuestra que la mayor parte de los robos se producen junto a los caminos y con aceitunas que ya estaban recogidas. Hasta metidas ya en sacos. En esas charlas se explica también que hay que estar atento a circunstancias como las lunas. Cuando está llena, la noche es especialmente propicia para quien va por cuenta propia al olivar ajeno. «El mensaje que transmitimos es el de la prevención como mejor arma», dice Fermín Cano, portavoz del Instituto Armado en la provincia.
Parte de la disuasión de esta campaña va a cuatro patas. El escuadrón de caballería de Valdemoro llega silenciosamente a donde casi nadie alcanza. «Estamos moviéndonos a diario por toda la provincia», asegura el cabo Miguel Ángel Bueno. Dos equipos a caballo subiendo cerros y llegando a las cuadrillas cuando nadie los espera. Si alguien consigue burlar la vigilancia en el campo y llevar la aceituna robada por caminos y carreteras sin toparse con un control, aún tiene que salvar un último trámite: vender la aceituna. Los puntos de compra también están obligados a verificar la lícita procedencia de lo que recogen con las 'guías conduce'. Y se lleva un registro detallado de datos de la persona que hace la entrega y el peso, en los que también queda registrado el término municipal , el polígono y la parcela. La Guardia Civil hace una inspección de los albaranes de entrega diarios y se cruzan los datos de listados de distintas cooperativas. Así se puede verificar si hay alguna persona que entrega más aceituna de la que puede producir realmente. El caso más conocido detectado es el de J.E.M., que sin tener ni una sola oliva a su nombre llegó a entregar 6.918 kilos de aceituna en puntos de compra de Baeza hace un par de años. La estadística de años anteriores demuestra que cuatro de cada cinco robos no llegan a los 400 euros de botín. Tal y como está la cosa, demasiado riesgo para el poco dinero que se consigue con la venta. Ya no trae cuenta robar aceituna.