
Cuando las dos organizaciones agrarias más importantes de este país lo dejan caer... Pues todo indica que sí, que podemos estar ante un curso oleícola con récord de producción en Jaén. ¿Que cuánto es esto? Pues ahora mismo la plusmarca data de 2002, cuando se alcanzó la bonita cifra de 613.000 toneladas. Ahora, a tenor de las estadísticas provisionales y de los rendimientos grasos, podemos estar ya por encima de las 600.000. Y esto, más allá de ránquines y demás clasificaciones, tiene una importante repercusión en el mercado. Tanto es así que, ayer mismo, Asaja ya aconsejó a las cooperativas y almazaras que «se midan muy bien» las operaciones de venta en la presente campaña porque es bastante probable que el año que viene la situación sea la contraria. Un guiño con los dos ojos a los fabricantes, por tanto, y un aviso en toda regla para los grandes compradores e intermediarios. ‘Señoras y señores, cuidado, que igual la barra libre tiene fecha de caducidad’. Y más tras las últimas noticias venidas desde Bruselas y la activación del almacenamiento.
Es importante analizar cómo hemos llegado a este punto. A pesar de la escasez de precipitaciones del otoño, el desarrollo del cultivo ha sido óptimo. Las explotaciones de regadío han funcionado muy bien y también las de secano han sido generosas. De ahí esa previsión de 600.000 toneladas en Jaén y de 1.400.000 en el conjunto de España. Los datos de la Agencia para el Aceite de Oliva son esclarecedores. Entre octubre y diciembre, 833.800 toneladas. En este mismo intervalo de la campaña anterior, 535.400. Esta diferencia se debe fundamentalmente a que los ritmos de recolección han sido mucho más rápidos porque apenas ha habido parones ocasionados por el mal tiempo. Pero es que todavía queda por contabilizar enero, donde la maquinaria ha funcionado a todo trapo. Sirva como referencia que en ese mes de 2011 se recogieron 548.400 toneladas. Con igualar esta cantidad en estos primeros 31 días estaríamos ya en 1.382.000, prácticamente lo mismo que en toda la cosecha precedente (sumados también febrero y marzo).
Mercado cambiante
Si nos quedáramos con estas magnitudes, el escenario de precios sería de estabilidad, una coyuntura muy negativa para un sector que lleva tres años cotizando a la baja –la semana se cierra con valores medios de 1,73 euros por kilogramo, muy por debajo del umbral 2,20-2,40 que marcan la rentabilidad para la generalidad de las explotaciones de Jaén–. Y eso que la demanda sigue claramente al alza. La caída de 2,56 por ciento en el consumo interno está más que compensada con el incremento del 7,80 por ciento en las exportaciones. En el primer trimestre se computan unas salidas totales de 361.400 toneladas, un 3,85 por ciento más que hace un año.
Pero las expectativas a medio plazo han cambiado en las últimas semanas.El terreno está seco. No ha llovido prácticamente nada durante el invierno, la época en la que más agua se acumula en el subsuelo –por aquello de que la evaporación es menor– y en la que normalmente se recuperan los acuíferos. Los propios olivareros ya lo venían advirtiendo. «Ésta ha ido muy bien, pero la que viene ya veremos». A esto se refiere Asaja. Pero más allá de la incidencia del factor meteorológico, siempre determinante, ahora resulta que el comisario Dacian Ciolos ha anunciado que nuevamente se pondrá en marcha el sistema de intervención porque el aceite se ha devaluado por debajo de los límites que marcan los reglamentos comunitarios. Lo dijo este viernes en el transcurso de una visita oficial a España. Habrá ayudas para retirar 100.000 toneladas durante un periodo de 150 días. Ahora lo que está por ver es a qué calidades afectará la medida. En principio debe aplicarse seguro a los vírgenes y a los lampantes –en la anterior convocatoria fue sólo a los primeros–, aunque también podría extenderse a los extras, que también se han depreciado por debajo del suelo marcado por la OCM. En cualquier caso, el punto de partida ahora es mucho más propicio para los aceituneros que la última vez que se determinó el almacenaje, el pasado noviembre. Entonces no había producto que guardar;ahora sí, y mucho, con lo cual sí podría darse ese déficit de oferta eventual que tirara hacia arriba de los precios